El impacto de un “recreo de calidad” en el aprendizaje de los estudiantes

El impacto de un “recreo de calidad” en el aprendizaje de los estudiantes

“Los niños juegan y necesitan el recreo. Pero no podemos sólo pensar en el recreo en función de tenerlo o no tenerlo”.

Según una nueva investigación de la Universidad de Oregón publicada en el BMC Public Health, una experiencia de calidad en el recreo escolar, ofrece a los niños beneficios físicos, cognitivos, sociales y emocionales importantes. La seguridad en el patio, el acceso a un equipamiento adecuado para el juego y el compromiso por parte de los adultos que acompañan este momento, son algunos de los factores que garantizan que esto sea así. Según se menciona en El País, William Massey, profesor de la Universidad de Oregón y principal autor del estudio, dice en un comunicado de prensa: “Los niños juegan y necesitan el recreo. Pero no podemos solo pensar en el recreo en función de tenerlo o no tenerlo. Este rato de asueto puede ser muy bueno para el desarrollo del niño o, por el contrario, algo desastroso sino se organiza bien”.

¿Cuáles son los beneficios de los recreos de calidad?

Según los investigadores, los recreos facilitan el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, lo que permite que los estudiantes lleguen a objetivos comunes trabajando en equipo. Estos espacios, que a menudo se entienden como simples recesos, son una buena oportunidad para que los estudiantes trabajen en las relaciones con sus pares, aprendan a compartir y resuelvan conflictos. Massey hace mucho énfasis en la calidad de estos recreos, pues sin esta calidad, el recreo puede también tener un efecto negativo en las relaciones y en la forma como los estudiantes aprenden. Por fortuna, dice el investigador, las situaciones negativas se pueden controlar con las acciones correctas. Una de estas es el rol del adulto como prioridad: “Nuestros datos sugieren que adultos comprometidos con la calidad y fluidez del tiempo de recreo son fundamentales para la buena calidad del mismo y el bienestar de los alumnos”, dice Massey en el mismo comunicado.

“El adulto toma un papel más secundario en el recreo (versus la sala de clases), pero no menos importante. Éste debe ayudar en la resolución de conflictos y debe preocuparse de la seguridad, por ejemplo”, agrega Vanessa Orrego, Psicóloga e investigadora de Elige Educar. Vanessa también asegura que “el recreo es una instancia lúdica y de descanso que permite a los niños desconectarse de la estructura más tradicional de la escuela. Rompe, por así decirlo, la rutina y permite renovar las energías para la siguiente lección”. Pilar Palacios, profesora de lenguaje y encargada del proyecto de Ideas Docentes en Elige Educar, concuerda con esto y afirma que “los recreos cortos y no tan distanciados unos de otros en la jornada escolar son claves, tanto para los procesos de aprendizajes de los estudiantes como para la interacción con otros compañeros del colegio. Permite que los estudiantes vuelvan motivados y despejados a las clases que siguen”.

Vanessa complementa diciendo que, además de esto, “en el recreo los niños también poseen un mayor protagonismo y es la ocasión perfecta para que vivan su creatividad y sus intereses; es el espacio donde él o ella decide qué hacer, cómo y con quién. Si en la sala de clases no pueden decidir con quién compartir asiento, en el recreo pueden estar con quien ellos deseen, hablar, compartir cosas, intereses no relacionados con la escuela y, por tanto, fortalecer sus amistades. Así, además de ser un espacio lúdico y de descanso, el recreo abre el espacio para la responsabilización del propio tiempo de ocio y la ocasión perfecta para desarrollar habilidades de comunicación y socialización. Habilidades que son valiosas a cualquier edad, aunque probablemente más importantes en los párvulos, quienes están asentando las destrezas que usarán ampliamente al llegar a la adolescencia y la adultez”.

La investigación de la Universidad de Oregón no es la primera que rescata los efectos del recreo en los niños.

Por ejemplo, según se explica en El País, varios estudios han evidenciado que los niños que tienen al menos 20 minutos de recreo (tiempo recomendado en EE.UU. por El Centro de prevención y Control de Enfermedades), ganan mayor concentración, lo que los hace más productivos en clase. Basada en la investigación la Academia de Pediatría de EE.UU., incluso asegura que el recreo es tan esencial “para el crecimiento y desarrollo de los niños, tanto como sus obligaciones académicas”.

La investigación concluye que el recreo cumple un papel fundamental y necesario para los alumnos. No sólo porque es un espacio en el que los niños se desconectan de sus responsabilidades, sino también porque nutre la forma como ellos aprende dentro y fuera del aula, y lo mejor es que también es ideal para fomentar la actividad física de los estudiantes. Con buenos profesores que guíen este tiempo y grandes espacios que permitan el juego, la exploración y la interacción de los alumnos, entonces el efecto en el desarrollo cognitivo, físico y social de los estudiantes será muy positivo.

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