La recreación del Halconazo en ‘Roma’ es un momento épico en la historia del cine mexicano — IBERO 90.9 | Regresa a la radio

A estas alturas, Roma de Alfonso Cuarón ya es tema obligado en las conversaciones de todo cinéfilo, sea para alabarla o desacreditarla. Pero también, es un excelente ejemplo de cómo una difusión efectiva y la curiosidad del público pueden convertir un relato intimista a blanco y negro, destinado a reproducirse en la pantalla de una tablet, en una bomba mediática con proyecciones en una ex-residencia presidencial.

Pero, ¿qué es eso que despierta tal fascinación frente al ejemplar fílmico de Cuarón? Después de todo, Roma es, en esencia, una obra contemplativa, mucho menos grandilocuente que su odisea espacial Gravity y menos arrolladora que su relato apocalíptico de Niños del Hombre.

El gran acontecimiento en Roma es la vida misma, un andar taciturno y emotivo por la cotidianidad de una familia mexicana de clase media —espejo de la infancia de Cuarón—, a través de la mirada de una empleada doméstica de origen mixteco y en medio de una era de represión y guerrilla urbana.

Sin embargo, aún cuando Cuarón se regocija en sus silencios o en el canto de los pájaros o en el crujir de las llamas en el bosque, la narrativa costumbrista alcanza un clímax de realismo alucinante que saca provecho del CGI, la destreza fotográfica y el diseño sonoro para transportarnos al horror de uno de los actos más brutales y oscuros en la historia de México.

De pronto, la calzada México-Tacuba vuelve a llenarse de estudiantes, pancartas y protestas. Una mueblería que ya no existe se recrea con altísimo nivel para servir de escaparate al pánico y la violencia que se desatan en las calles. Luego, se convierte también en escenario del mismo sadismo, en medio de llantos de dolor y cuerpos inmóviles.

La secuencia que recrea la matanza de Corpus Christi, conocida también como “Halconazo”, alcanza un punto elevadísimo en la factura visual de la cinta, creando a la perfección un ambiente inmersivo que nos coloca justo en medio de los gritos, el terror, la sangre y la consternación colectiva.

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A estas alturas, Roma de Alfonso Cuarón ya es tema obligado en las conversaciones de todo cinéfilo, sea para alabarla o desacreditarla. Pero también, es un excelente ejemplo de cómo una difusión efectiva y la curiosidad del público pueden convertir un relato intimista a blanco y negro, destinado a reproducirse en la pantalla de una…

A estas alturas, Roma de Alfonso Cuarón ya es tema obligado en las conversaciones de todo cinéfilo, sea para alabarla o desacreditarla. Pero también, es un excelente ejemplo de cómo una difusión efectiva y la curiosidad del público pueden convertir un relato intimista a blanco y negro, destinado a reproducirse en la pantalla de una…

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