Andreu Escrivà, científico ambiental, publicó el pasado miércoles un tuit en su cuenta personal en el que denunciaba una realidad de la que muchos no son conscientes: el desperdicio de los alimentos y la utilización masiva de plástico en los productos naturales que realmente no lo necesitan. \”La única cebolla que hace llorar sin tener que cortarla\”, escribía, para después adjuntar una fotografía de una única cebolla empaquetada para su venta en un supermercado de la cadena Carrefour.
La única cebolla que hace llorar sin tener que cortarla.
Algunos usuarios de Twitter, impactados con la imagen, han compartido experiencias similares vividas en supermercados con otro tipo de frutas y verduras y se han sumado a la crítica de Escrivà.
No es lo peor. En CC l\’illa de BCN venden mandarinas peladas en bandeja de phorex. Quitar la protección natural por una artificial, que acorta la vida del producto, solo x la vagancia de no pelar la fruta y poder cobrarla a precio de oro.
De hecho, hay quien carga contra Carrefour por sus incongruencias y su \”postureo verde\”. \”¿Carrefour no nos vendió la moto de que empezaban a cobrar las bolsas de plástico para reducir su uso?\”
Cobran las bolsas de plástico para preservar el medio ambiente, pero te dan un metro de ticket en papel con descuento, ofertas, promociones… ???? ????
Ahí, el medio ambiente les importa un pijo.
Al hilo de la fotografía (en la que también se adjunta el precio), una de las usuarias, @Silvia74475885, escribe: \”El kilo 0,62 €, una cebolla 0,40. Cargarse el medio ambiente nada.\”
El kilo 0,62 €
1- 0,40
I carregarse el medi ambient no res????
¿Pero esta situación es exclusiva de nuestro país? Algunas de las personas que han contestado al tuit original afirman que en países como Noruega hay hasta \”pepinos plastificados\”. Otras, ironizan con la situación evidenciando lo absurdo de empaquetar la fruta y la verdura.
¡Ojalá existiera un packaging sostenible y natural, ah pero si ya existe, se llama CASCARA!
\”Se superan a diario\”, escriben. Y adjuntan las siguientes fotografías. Y desde aquí nos preguntamos… ¿Hasta qué punto vamos a llegar?