Los datos que avergüenzan a la educación en España: un país de repetidores con suspensos
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La educación es una de nuestras grandes asignaturas pendientes. Tras cuatro décadas de democracia, siete planes o reformas educativas y miles de millones invertidos, los estudiantes españoles se estrellan una y otra vez contra el muro de los informes PISA. No sólo es que sean mediocres sino también que son de los que más repiten: el 31 % en España frente al 15 % en el resto de la UE.
Un problema que lleva años larvándose en las aulas y que los profesores achacan a la “falta de bases” de nuestro sistema educativo.
En medio de este panorama, el gobierno de Pedro Sánchez ha elaborado un borrador de trabajo con el objetivo de reformar los artículos más polémicos de la conocida como Ley Wert. Los socialistas creen que para atajar la alta tasa de repetidores de nuestro sistema educativo hacen falta medidas como elaborar planes personalizados para los alumnos repetidores a los que se dotará de contenidos y exámenes diferentes al del resto de compañeros. También apuesta por aumentar el grado de decisión del centro sobre la promoción de los alumnos. El texto no olvida la necesidad de anticiparse a este déficit educativo apostando por \”medidas educativas ordinarias previas a la repetición\”.
Un nuevo cambio de rumbo que para el sindicato de profesores ANPE, es un otro error a añadir a los anteriores. Sonia García, secretaria de comunicación de este colectivo profesional defiende que si “se quiere combatir este fracaso escolar lo que no puede ser es hacer reformas y más reformas”. Cree que a día de hoy falta un acuerdo fuera de los “vaivenes políticos” para “la renovación del sistema educativo”, algo que permitiría “sentar las bases” de un nuevo modelo que permitiría un marco permanente en el que “alumnos y profesores podrían trabajar”.
Pero para lograr ese objetivo hace falta un esfuerzo colectivo que se antoja complicado. Las cifras de nuestra realidad educativa muestran un escenario de derrumbe con ausencia de valores básicos. López Rupérez, de la Universidad Camilo José Cela disecciona el cuerpo educativo español con la habilidad de un cirujano y lo que nos muestra no es agradable. Según este experto, “la tasa de repetidores en España es del 31 % mientras que en la UE es del 15 %”, una diferencia que se amplía cuando comparamos los resultados entre comunidades autónoma. Así, las ratios de repetidores varían de forma notable yendo del 21 % en Cataluña al 40 % en las Islas Baleares.
Como director de la cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela, López Rupérez trabaja en un estudio sobre el informe PISA y las diferencias entre comunidades autónomas que será presentado a finales de noviembre. Este programa internacional de evaluación de la OCDE destaca en su edición de 2015 que nuestro talón de Aquiles sigue siendo la competencia matemática y científica. En este campo “la relación entre repetición y rendimiento en ciencias es del 11 %, en el global del estudio internacional cuando en España es del 28 %”. Un fracaso que explicaría nuestro bajo rendimiento en ciencias.
Más allá de los datos en sí, Rupérez destaca las implicaciones de este fracaso a través del análisis de los mismos, algo que apunta hacia las diferencias económicas de la sociedad española.
Porque, asegura, “el fenómeno de la repetición está fuertemente condicionado por el nivel socioeconómico y sociocultural del alumnado. Así, por ejemplo, el 45,6 % de los repetidores están en el cuartil inferior del nivel socioeconómico y cultural, frente a un 11\’6 % que están en el cuartil superior”, algo que refuerza la idea de que “la repetición está vinculada notablemente con el nivel socioeconómico y cultural”. Algo que evidencia que “el sistema está fracasando a la hora de corregir el impacto del nivel socioeconómico y sociocultural sobre el rendimiento de los alumnos”.
Rupérez cree que uno de los grandes déficits que lastra la gestión de nuestro sistema político, más allá de los partidos de cualquier signo es la falta de una auditoría completa de todos sus aspectos para evaluar uno a uno los resultados de las políticas que se están aplicando y cuyo desarrollo vemos que no dan los resultados esperados.
Reclama “evaluaciones de impacto que ahora no se están haciendo” de las “políticas de educación compensatoria” que, “de estar funcionando no nos darían estas tasas de repetición”.
Junto a estas auditorías, Rupérez defiende también la necesidad de “evaluaciones censales”, de alumno por alumno” que nos permita “diagnosticar” los fallos del sistema y cómo estamos gastando los fondos en educación. Porque, afirma, “nos gastamos mucho dinero en políticas de compensación educativa y aunque, a lo mejor hay que gastarse más”, es necesario “ver qué es lo que estamos haciendo con el dinero que nos estamos gastando, si está bien o es insuficiente”, para saber, en definitiva si “se están dispersando los esfuerzos porque las metodologías que se emplean no son las adecuadas.
Un modelo de trabajo que no solo es exclusivo de Primaria sino también de Secundaria. En este segundo ciclo, los problemas se acumulan, asegura Rupérez, “al sumarse los déficits cognitivos que se han producido en Primaria”, por eso “hay que intervenir pronto”, apostando por “metodologías de atención a los alumnos en desventaja que combinen la exigencia con el afecto: No solo afecto, ni solo exigencia”. “Porque —añade— hay que actuar sobre ellos de manera diferenciada.
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El papel de las comunidades autónomas en todo este proceso de análisis y conocimiento es básico porque en ellas residen las competencias en la materia. Defiende Rupérez que “no tenemos evidencia empírica para decir que las rebajas de los niveles vayan a producir resultados”, tampoco se muestrapartidario del “¡pobrecito… pobrecito! que supone eliminar el sistema de repetición, algo que compara con “esconder la basura debajo de la alfombra”. Cree que hay que mirar afuera y ver lo que se ha hecho en otros países que han logrado dar un salto en los resultados PISA y trasladar al alumno la idea de “ que quien quiere puede”, porque “la evidencia internacional es que aquellos países que han interiorizado esos principios han obtenido mejores resultados y en entornos socialmente desfavorecidos.
Y para hacerlo reclama una “combinando de exigencia y afecto, poniendo en marcha políticas de enseñanza que tomen en consideración realmente las diferencias individuales de los alumnos. “Hacerlo así, concluye permitirá “corregir pronto los desfases escolares que se van acumulando”.
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La educación es una de nuestras grandes asignaturas pendientes. Tras cuatro décadas de democracia, siete planes o reformas educativas y miles de millones invertidos, los estudiantes españoles se estrellan una y otra vez contra el muro de los informes PISA. No sólo es que sean mediocres sino también que son de los que más repiten:…
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