Pantalones con candado: ¿Funcionan los ‘gadgets’ contra ataques sexuales?
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Eran las 5 de la mañana cuando Alexandra Ceranek iba en bicicleta por “una zona industrial solitaria” de camino al trabajo, como de costumbre.
“Soy vendedora y tengo que comenzar mi trabajo muy temprano en la mañana”, dice la mujer de 48 años que vive en Oberhausen, Alemania.
Se topó con dos hombres en el camino y uno de ellos la tomó de su mochila y la hizo caer de la bicicleta.
Aterrorizada, pensó que sería víctima de abuso sexual y lo único que se decía a sí misma era: “¡Tira del cordón, Alex! ¡Tienes que tirar del cordón!”.
Llevaba unas bragas con una alarma que se activa tirando de una cuerda resistente hecha del mismo material que los chalecos antibalas.
“Mi corazón latía salvajemente, pero logré tirar de la cuerda y activar la alarma”, dice.
“Hizo tanto ruido que los dos hombres huyeron”.
Llamados Safe Shorts, esta ropa interior tiene un candado y una alarma que también se activa cuando alguien intenta quitar la prenda por la fuerza.
Se trata de un mercado tecnológico en crecimiento el cual tiene por objetivo ayudar a las mujeres a evitar los ataques sexuales mediante dispositivos.
¿Cómo son estas nuevas tecnologías y qué tanto funcionan?
Botones de pánico
La creadora de los Safe Shorts”, Sandra Seilz, estaba de regreso de una carrera cuando fue abordada por tres hombres, recuerda.
Uno de ellos trató de quitarle la ropa interior mientras que el otro la sostuvo: “Pueden imaginarse cuál fue la intención del tercer hombre”, dice.
“Pero tuve suerte. Un transeúnte echó a su perro contra ellos y los tres hombres se fueron”.
Los ataques de este tipo son muy comunes para muchas mujeres de todo el mundo, algo que ha llevado a muchas empresas a idear soluciones a través de dispositivos personales contra ataques.
“Los productos tienen funciones muy similares… Haces clic en un botón en el dispositivo y la ubicación GPS se envía a contactos preseleccionados. A veces tienen una sirena que los acompaña”, dice Rishi Kaul, un analista de investigación de la consultora Ovum.
Desarrollado por la start-up india Leaf Wearables, la marca Safer vende un colgante que tiene un botón de pánico. Está controlado por una aplicación que se instala en el celular.
Tanya Gaffney, de 24 años, lo encontró útil cuando caminaba para encontrarse con un amigo en Nueva Delhi, India.
“Sentí que alguien caminaba detrás de mí y me pareció sospechoso. Cada carril en el que me metía él daba el mismo giro, lo cual me hacía entrar en pánico”, recuerda Gaffney sobre esa noche.
Esperaba encontrar un policía, pero nadie estaba cerca.
Ella envió una alerta a su grupo preseleccionado de “guardianes” -sus padres y dos amigos- presionando la parte posterior de su elegante collar dos veces.
“Afortunadamente, la primera persona en llamarme fue mi amigo, que estaba camino a encontrarme en el mercado. Me dijo que me estaba siguiendo a través del GPS y que venía en camino”, dice.
El hombre que la siguió finalmente se fue por otro camino, pero Gaffney dice que “la sensación de pánico” todavía la aterroriza.
Del mismo modo, Nimb es un anillo inteligente que incorpora un botón de pánico, pero la alerta puede ser enviada a los servicios de emergencia, además de los contactos de seguridad.
La cofundadora de Nimb Kathy Roma también fue víctima de un ataque hace 17 años, cuando un hombre la apuñaló en el estómago cuando ella lo rechazó en la calle.
Revolar permite a las usuarias “registrar” su presencia en un lugar y comunicarla a los seres queridos para hacerles saber que han llegado a su hogar de forma segura con un solo clic.
Tres clics envían una alerta de “ayuda”.
Y en el extremo más sofisticado del mercado, Occly ha desarrollado Blinc, un dispositivo de seguridad portátil que incluye una “cámara corporal” para grabar evidencias de ataques en video, así como para hacer sonar una sirena, luces intermitentes y realizar una llamada de auxilio.
¿Funcionan?
Según la Organización Mundial de la Salud, casi una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de ataque, ya sea físico, sexual o ambos.
Y casi dos quintas partes de los asesinatos de mujeres son perpetrados por sus parejas.
Estos dispositivos de seguridad han ayudado a algunas mujeres a evitar la violencia, pero no todos están convencidos de sus méritos.
“Damos la bienvenida a todo lo que se pueda utilizar para mejorar la seguridad y ayudar a prevenir la violencia sexual”, dice Fay Maxted Obe, directora ejecutiva de The Survivors Trust, una agencia británica de soporte para casos de violencia a las mujeres.
“Pero esa tecnología también puede ser mal utilizada: puede ser hackeada o utilizada por los agresores para rastrear o acechar a alguien“, advierte.
A Maxted también le preocupa que productos como Safe Shorts puedan “jugar con los miedos que una mujer”.
“Pueden hacer temer estar sola, en lugar de hacerla sentir segura. Reforzar la imagen de que una mujer es incapaz de protegerse a sí misma”.
“¿Por qué las mujeres deben usar ropa con bloqueos?”, cuestiona.
Por lo que respecta a Alexandra Ceranek, su ropa de seguridad impidió que un ataque se convirtiera en algo mucho peor.
“Quiero protección cuando hay una situación crítica y alguien quiera atacarme”, reflexiona.
Rishi Kaul, de la consultora Ovum, cree que la tecnología para vestir (wearables, en inglés) para mujeres seguirá siendo un nicho de mercado.
“Los wearables de seguridad para mujeres representan solo el 3,5% del mercado”, dice Kaul.
“Esta función simplemente puede ser reemplazada por una aplicación de seguridad en el teléfono, por lo que no ha habido mucho éxito en este nicho”, añade.
Pero para Maxted, el tema de la seguridad de las mujeres se trata más de educación que de tecnología.
“¿Qué soluciones tecnológicas hay para enseñar a los abusadores sobre el consentimiento y el respeto por las mujeres?”, se pregunta.
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La tecnología contra agresiones sexuales para mujeres es un mercado en crecimiento
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Eran las 5 de la mañana cuando Alexandra Ceranek iba en bicicleta por “una zona industrial solitaria” de camino al trabajo, como de costumbre. “Soy vendedora y tengo que comenzar mi trabajo muy temprano en la mañana”, dice la mujer de 48 años que vive en Oberhausen, Alemania. Se topó con dos hombres en el…
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