Cómo respetar el proceso natural de aprendizaje de la lectoescritura
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Cuando empecé a conocer la pedagogía Waldorf, una de las cosas que había leído y me habían contando es que cuando los niños llegan a primaria (después de haber pasado 3 años en el jardín de infancia donde hacen muchas cosas, pero no aprenden las letras, ni hacen fichas,… Puedes ver cómo es un día en un jardín Waldorf aquí), en muy poco tiempo aprenden a leer y a escribir.
Llevo más de diez años dedicándome al refuerzo educativo y la educación especial, he visto cómo se les enseña a leer a muchos niños y niñas de escuelas “convencionales”, también he realizado muchas reeducaciones de niños con dificultades de lecto-escritura (con diagnóstico y sin) en diferentes niveles, y puedo afirmar que conozco bastante bien cuáles son las fases de adquisición tanto de los procesos de lectura como de escritura.
Por eso precisamente ser testigo en primera persona (con mi hija y sus compañeros) de que todas estas fases las pueden adquirir en un tiempo ridículo, en apenas uno o dos periodos de letras (Si te interesa saber cómo funciona un día en una escuela Waldorf de primaria mira aquí), ha sido para mí algo fascinante, que me ha provocado un gran impacto.
Hasta la fecha había conocido algún caso de algún niño/a veloz, que había aprendido a leer en poco tiempo, pero siempre con ayudas y explicaciones previas para leer las sílabas directas, inversas, trabadas… (es decir enseñándole una t+r+a se lee ‘tra’…).
Sin embargo, cuando están preparados, solo a partir de la conciencia fonológica de cada letra y conocer su correspondencia grafema-fonema los niños pueden descubrir ¡cómo leerlo todo!
Esto es lo que le ha sucedido a S., que no solo lee letra mayúscula, sino de imprenta, y ya está interesándose por la ligada (aunque como no está muy presente en los cuentos ni libros en general no ha tenido tanto acceso a ella). ¡Y es asombroso comprobar la velocidad de codificación y decodificación que está alcanzando!
Sin obligarla, ni proponerle “vamos a leer o a escribir” en ningún momento, sino cuando ella lo desea o le apetece. Y no es la única de su clase, quiero decir que es algo habitual en las escuelas waldorf.
Y constatar esto de primera mano me ha llevado a hacer una serie de reflexiones importantes sobre qué es lo que realmente necesita un niño/a para aprender a leer y escribir de forma respetada, y yendo más allá, sobre mi labor como maestra.
Los requisitos previos a la lecto-escritura
Es cierto, los niños cuando están preparados y han adquirido unos pre-requisitos de maduración suficientes (corporales: motricidad fina, coordinación visomotora, orientación espacial, lateralidad y dominancia definida etc Y emocionales y cognitivos: autoestima, autoconfianza, concentración, atención… ), pueden aprender a leer y a escribir prácticamente por sí mismos. ¡No necesitan apenas nada!
El otro día lo hablaba con el maestro de S. y me decía que ella “ha aprendido sola” porque cuando un niño/a está preparado, y está receptivo, porque tiene interés, hace por sí mismo las conexiones precisas.
Entonces, ¿es realmente necesario exigirles y presionarles durante toda la etapa infantil con la lectoescritura? ¡Si llegado el momento, pueden lograrlo en apenas unas semanas!
Y por otra parte, está más que demostrado (con evidencia científica) que por muy pronto que aprendan a leer y escribir (algunos con 4 años) no correlaciona en ningún caso con ser más tarde mejores lectores. Un ejemplo similar para entenderlo podría ser el de caminar, aunque haya niños que caminen a los 9 meses, no significa que después de mayores caminen mejor que los que empezaron a dar sus primeros pasos a los 17 meses.
¿Y cómo estar preparado/a?
Obviamente hay un trabajo previo de base muy importante que en las escuelas Waldorf se realiza desde el jardín de infancia, partiendo siempre desde el juego libre, el movimiento, el ritmo y la imitación.
En el post de ¿Está preparado para primaria? Las pruebas de maduración ya te hablé de cuáles son los indicadores que podríamos tener en cuenta para saber si un niño/a ya está a punto para emprender este aprendizaje, pero en todo caso todo tiene mucho que ver con haber tenido muchas oportunidades de movimiento libre durante la primera infancia y también en el juego.
Aprender a leer y escribir de manera respetada
Sé bien que una de las tareas más difíciles que como padres y madres debemos hacer para que nuestros hijos/as aprendan a leer y escribir cuando realmente estén listos, es despojarnos de las actitudes y prejuicios que existen en nuestra cultura sobre la lectoescritura, y aunque en muchos países de Europa sea habitual comenzar este aprendizaje a los 7 años, en España al menos es todavía una utopía en la mayoría de centros escolares.
A partir de ahí, ¿cómo podríamos acompañar este proceso respetando su madurez?
Voy a darte algunas pinceladas de lo que se hace en las escuelas Waldorf para que te hagas una idea de una posible manera…
A partir de la primera infancia
Los cuentos narrados y mediante teatrillo de mesa son un recurso importantísimo en los jardines Waldorf. Ayudan a desarrollar una buena expresión y lenguaje, y desarrrollan la imaginación.
Además, se trata de contar los mismos cuentos durante varios días, incluso semanas. Los niños prefieren escuchar la misma historia una y otra vez, y eso les ayuda a integrarla.
También las canciones, juegos de dedos, recitar poemas, en definitiva lo rítmico y con movimiento. ¡Y mucho juego libre!
Tienes recursos e ideas sobre ello en: Juegos de dedos Waldorf y Canciones para acompañar el ritmo del día.
Es decir, de 0 a 6 años esto sería suficiente. No importa rodear al niño/a de materiales carísimos de lectoescritura (abecedarios, letras de madera, de lija, resaques…) como a veces nos proponemos en las escuelas, con ambientes de lectoescritura super sofisticados. De verdad, lo importante, lo que realmente les va a preparar es trabajar el lenguaje mediante el ritmo y el movimiento de todo el cuerpo.
Así que mejor que un rincón lleno de materiales, cantemos con ellos, hagamos rimas, juegos de dedos, narremos cuentos, refranes,… Todos los días un ratito. Es más barato y mucho, mucho más eficaz.
A los 6-7 años: en primaria
En primaria, en las escuelas Waldorf no existe la repetición de curso, sin embargo no todos los niños pueden empezar la primera clase. Si se considera que el niño no está maduro, que no ha alcanzado los pre-requisitos que antes te comentaba, entonces permanece un año más en el jardín de infancia. Algo que suele pasar con niños que han nacido a final de año, por ejemplo.
Y una vez en primera clase, ¿cómo se aprende a leer y escribir en las escuelas Waldorf?
Para la pedagogía Waldorf a los 6-7 años tiene sentido para el niño utilizar imágenes para desarrollar el alfabeto, construyendo lo que podríamos llamar un alfabeto pictórico. Pues los niños hasta los diez años piensan en imagénes, y por otra parte, explicado a grosso modo, el primer paso que dieron los seres humanos para desarrollar el sistema de lectoescritura fue así, ya que tenían que dibujar/escribir algo antes de que pudieran leerlo.
Por ello en el periodo de letras cada día se narra un cuento del alfabeto, y se va introduciendo de manera imaginativa cada letra. Así, una /G/ se transforma en un gato, o una /K/ en un karateka.
Muchas veces me han pedido si yo tengo los cuentos waldorf de las letras para compartirlos, me gustaría tenerlos, pero no dispongo de ellos. En inglés hay varias publicaciones que puedes encontrar con facilidad, y en castellano por lo que sé, muchas veces cada maestro/a desarrolla sus propios cuentos y vocabulario en función del grupo clase que tiene.
Entendiendo las fases de adquisición de la escritura
A partir de conocer el cuento de la letra, la dibujan con su pictograma asociado y empiezan a pronunciarla y a escribirla.
Y desde ese momento es cuando se disparan las fases de adquisición de la escritura, y por ende de la lectura.
No obstante conviene que sepas que no empezarán a practicar la lectura y la escritura metódicamente hasta el segundo curso. Es decir en primero, no se les obliga ni se les fomenta saber ya leer y escribir, pero la mayoría lo logran.
¿Y cuáles son estas fases de adquisición?
Yo diría que son unas fases universales que además en las escuelas públicas se tienen muy en cuenta a la hora de evaluar y valorar a los alumnos, por lo que vale la pena conocerlas.
Quizás la maestra de tu hijo/a te haya dicho alguna vez que se encuentra en una fase silábica, o silábica-alfabética, pero ¿qué significa? Déjame que te haga un breve resumen para que lo entiendas mejor en base al trabajo de Emilia Ferreiro y Ana Teberosky (1979), que son el referente que más se tiene en cuenta hoy en día por su labor de investigación y documentación al respecto.
Estas autoras a partir de la observación del niño/a como sujeto de aprendizaje, desarrollaron un modelo teórico para explicar el proceso de aprendizaje de la escritura, y lo definieron en 5 fases más una:
El niño no es capaz de diferenciar un objeto y su nombre. A veces hacen dibujos como si estuviesen escribiendo palabras, otras simplemente hacen líneas que simulan la escritura, es entonces cuando empiezan a darse cuenta que dibujar y escribir son cosas diferentes, y se desarrollan las 5 fases de la escritura siguientes:
(1) Escritura indiferenciada:
El niño/a imita al adulto. Copia letras y números indistintamente, son símbolos que mezcla fácilmente. Sabe que sirven para decir cosas pero no los puede codificar/decodificar.
(2) Escritura diferenciada:
Ya utilizan grafías convencionales pero sin asignarle el sonido correspondiente. Escriben las palabras siguiendo sus propios criterios.
Ya empiezan a relacionar escritura y habla. A cada sílaba le corresponde una letra, sea la que sea, y por tanto se representa por una letra que corresponde a alguno de los sonidos de la sílaba en cuestión.
Es decir, se dejan letras pero ya van asociando cada sílaba a un sonido.
(4) Etapa silábica-alfabética:
Se dan cuenta que una sola letra no corresponde a una sílaba. Al principio mezclan sílabas, algunas las representan completas, otras solo con una letra. Aquí pone por ejemplo /mariposa/:
Ya hacen las correspondencias grafema-fonema convencionales, todos los sonidos con todas sus grafías, aunque ortográficamente no sean siempre correctas. Es decir puede escribir por ejemplo /bezino/ en lugar de /vecino/, pero fonéticamente es correcto. A partir de aquí se empieza a desarrollar la ortografía arbitraria.
Pues bien, te puedo decir que las fases 2 a 5, mi hija las ha desarrollado este curso escolar en apenas un mes. De hecho un día estaba en la etapa silábica, al siguiente ya silábica-alfabética y al cabo de una semana, en la alfabética. ¡Ha sido sorprendente ver cómo iba descubriendo ella misma los mecanismos de la escritura y la lectura!
Creo con sinceridad que vale la pena replantearse cómo les enseñamos/exigimos el aprendizaje de la lecto-escritura a nuestros niños, creyéndonos desde nuestra visión adulto-centrista el discurso engañado de que somos nosotros los que les estamos enseñando.
Los niños/as cuando están preparados pueden aprender a leer por sí mismos, y además expertas como Ferreiro y Teberosky afirman que ¡tienen hasta los 11 años para conseguirlo, estando este intervalo de tiempo perfectamente dentro de la normalidad!
Y comparto este post porque he recibido muchas consultas sobre cómo le ha ido este curso a Sunflower en la escuela, sobre cómo se aprende a leer y escribir en una escuela Waldorf, y mi opinión sobre el aprendizaje de la lecto-escritura. Bueno, espero que sirva al menos de reflexión y provoque algún cambio de planteamiento. Para mí sin duda ha sido un aprendizaje que pienso aplicar en mi labor docente.
Aprende, no para acumular conocimientos como un tesoro personal, sino para emplear lo aprendido al servicio del mundo. – Rudolf Steiner
Fuente: este post proviene de De mi casa al mundo, donde puedes consultar el contenido original.
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